martes, 4 de marzo de 2014

Un viaje cotidiano (Crónica)

Es muy interesante y complejo a la vez, observar el comportamiento de las personas durante un trayecto en el metrobus y Metro, por ejemplo hoy después de una travesía difícil desde Tepalcates hasta la terminal Tacubaya podríamos decir que es lo cotidiano, el metrobus lleno. Ya no hay caballeros eh, creo que sería más fácil que una mujer cediera el asiento, a que uno de nuestros compañeros masculinos lo haga, en fin, retomando la travesía después de 45 minutos llegue a la terminal Tacubaya, la gente corriendo desesperada, seguramente ya se les hizo tarde, algunos caminando y desayunando.
Llegando al metro y entrando al vagón algunos escuchan música, leen o dormitan, algunas chicas osadas maquillándose, esto es admirable. En fin, la primera parte de mi recorrido concluyó en Auditorio. Ahí es otra historia, en cuanto se abre la puerta del vagón la gente se transforma, unos quieren entrar otros queremos salir, el que no sale golpeado, sale insultado, empujado o todo junto, finalmente conseguí salir. Y a caminar se ha dicho para tomar la micro que nos lleve a nuestro destino, al llegar al andén el estrés o el mal humor ya están bien despiertos, todos con prisa (casi van corriendo).
Ahora a formarse en la fila para subir a la micro, la cual no es muy corta y rápida, todos queremos llegar puntuales a nuestro destino, entonces todos apretados en la micro, pero puntuales.    

Después de una hora treinta minutos y mucho estrés en el trayecto llegamos a nuestro destino, la Torre Esmeralda 2.

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